La apatía política se sigue apoderando de los jóvenes en Honduras; tanto de los “millennials” cómo de los que están llegando a su “edad media”, quienes poseen un comportamiento diferente a los adultos o adultos mayores.
Cuesta más ahora decidir (para todo), no solo porque el abanico de opciones es más nutrido, si no también porque ahora se escoge según aquello o a quienes encajan con el pensamiento o los deseos propios. Si, deseos.
Esto no significa que haya desaparecido el conocido “complejo de manada”, donde unos siguen a otros, por tendencia natural o por un impulso social fuerte, lo que no es bueno o malo, y más bien es un fenómeno social vigente en todos los países del mundo, aplicado a la economía, al derecho, y a las decisiones electorales, por citar algunos ejemplos.
Entonces, por qué ir a votar en estas próximas elecciones, sería la pregunta válida y no retórica, y la respuesta salta por evidente: porque es la única forma en que podemos garantizar que no quedaremos con la errada impresión de que no seremos representados por quienes hemos elegido, no individualmente, si no como un conjunto, un colectivo consciente de la necesidad de mejoras y de cambios sustanciales.
Pero los cambios aspirados no deberían centrarse únicamente en la política, o en las instituciones oficiales o de Gobierno, o en infraestructura, que si bien son muy importantes para el desarrollo económico de un país, de nada sirven si no existe un cambio social en la población. Se es necesario ser veedores sociales y críticos contralores, pero también se debe de mejorar en el aspecto humano, ese aspecto subjetivo que refleja nuestras costumbres, ideas, cultura, intelectualidad y amor patrio.
Se debe de votar, no importa por qué o por quién. Pero votemos. Y elijamos a los mejores. Y a partir de ese momento, seamos también mejores hondureños. Seamos ejemplo. Amemos a Honduras por sus cosas grandes y buenas, y critiquemos a los malos ciudadanos, pero sin pensar en que es eso lo que nos ha tocado, porque no es así.
Vivimos en uno de los mejores países del Mundo, por su ubicación geográfica, su riqueza, su historia y accesos al resto del globo, aprovechémoslo.
¡Que viva la democracia!
Derechos reservados
Rafael Enrique Gómez Mateo | abogado
Máster en Derecho Marítimo y Gestión Portuaria
Máster en Derecho Empresarial